¿Te están dando Klingon por Francés?
Artículo ideado y redactado por Chema Imperial.
¿Qué pensaríais de alguien que sin hablar francés, pretende que lo domina perfectamente y que además intenta dar lecciones a profesores, filólogos y traductores de esta materia?
Esta persona se dedica a inventar palabras, a dotar de un significado diferente a las pocas que conoce o crear estructuras sintácticas o gramaticales totalmente al azar; simplemente uniendo palabras que cree conocer y dejando la frase carente de significado. El típico que te suelta un "Voulez vous coucher avec moi, ce soir" de la película de Moulin Rouge, y se queda tan ancho.

Pero para más inri, se dedica a contradecir a los que sí lo han estudiado durante años, acusándolos de pertenecer a una conspiración que pretende enseñar un mal francés a todo el mundo y que sólo ese alguien puede enseñar el verdadero idioma de Molière. Esa persona estaría capacitada para engañar a los que no conocen ni una sola palabra del francés, pero a la hora de la verdad, cuando se enfrentaran a verdaderos maestros del idioma, quedarían en el más absoluto ridículo si lo intentara. El problema es que el público de estos fraudes serían los primeros; personas que a causa de sus nulos conocimientos del idioma, serían susceptibles de ser engañados.
Pues esto es precisamente lo que se hace cuando alguien que no tiene los conocimientos de ciencia suficientes, cree hablar en un lenguaje científico, porque no deja de ser eso, un lenguaje como cualquier otro.
El ejemplo más característico que vemos a menudo es el famoso "cuántica", que aparece hasta en la sopa. Palabra que añadida a cualquier pseudoterapia, le da la apariencia de pertenecer a una rama de la ciencia.
Cabe destacar que hemos mencionado el klingon en el título y no podíamos dejarlo fuera de este artículo; merece estar aquí puesto que nos va a servir para ilustrar otro fenómeno que tiene que ver con esta analogía que hemos realizado entre los idiomas y la ciencia. Pongamos en contexto a las personas que no lo conocen; el klingon es un idioma inventado que es usado por una raza alienígena en el universo de Star Trek; es por consiguiente un idioma fantástico que no se usa en la realidad ni tiene una aplicación real.
Existen muchas personas practicantes de pseudoterapias que pretenden hacerlas pasar por científicas, aún cuando estas no están reconocidas; estos serían los hablantes del Klingon. Los hablantes del susodicho idioma fantástico afirman que es un idioma real y que su aprendizaje y utilización es tan útil y válido como cualquier otro. Pero en la práctica no es el idioma oficial de ningún país ni región del mundo, y no es usado por nadie salvo en alguna convención de Star Trek y los adorables protagonistas de The Big Bang Theory.
Imaginemos que viajamos de nuevo al país de las baguettes, no hablamos el idioma y contratamos un traductor, este nos asegura que es un perfecto hablante de klingon y que este idioma es tan válido como el francés para desenvolverse en Francia. ¿Nos fiaríamos de él? ¿Contrataríamos sus servicios en lugar de un traductor de francés? Seguramente la respuesta sería un rotundo no. ¿Por qué contratamos los servicios de los pseudoterapeutas entonces?
Si no fingimos que hablamos mandarín fluido, ¿por qué entonces pretendemos que sabemos más de ciencia que los científicos?
Pero la verdadera pregunta de este artículo es: ¿Por qué no podemos pretender que hablamos un idioma cuando no disponemos de los conocimientos más básicos para hacerlo, pero sí pretender que hablamos el lenguaje científico cuando nos encontramos en la misma situación?
¿Esto a qué se debe? ¿Por qué resulta tan fácil desenmascarar a un fraude hablando un idioma, pero más difícil hacerlo cuando se trata de la ciencia?
Uno de los motivos es que la ciencia nos afecta más directamente a nuestra vida cotidiana en el día a día, que un idioma extranjero, entonces la vemos mucho más cercana ya que convivimos más con ella y esto se ve aún más sobre todo en lo referente a nuestra salud. Esto propicia que tengamos una idea equivocada del alcance de nuestros conocimientos y creamos que están a la altura de los que tienen los profesionales. Porque; ¿quién va a saber mejor que nosotros mismos cómo nos encontramos o qué es lo mejor para nosotros, no?
Nuestras experiencias personales, las anécdotas de otras personas, lo que nos aconsejan las personas cercanas y en quienes confiamos, suele tener mucho peso en nuestras opiniones y creencias, por encima de fríos y objetivos resultados científicos, a los que vemos alejados de la realidad que nos rodea.
Por un contenido más multidisplinar en la propia ciencia que en el uso de los idiomas. Esto hace que más personas con cierta formación en alguna de las disciplinas que intervienen en el uso de la ciencia, entren a debatir creyendo que sus conocimientos sobre una de la materia en concreto, le da la suficiente formación para discutir sobre el tema principal.
A causa del carácter más escéptico que caracteriza a la ciencia y sus estudiosos. Esto es un arma de doble filo puesto que puede ser fácilmente malinterpretable por personas que no sepan mucho de ciencia, llegando a creer que los científicos tienen opiniones personales diversas y que todo es susceptible de ser rebatido sin importar los resultados de los estudios científicos. Es el excepticismo llevado al extremo, en el que dudamos de todo sin atenernos a las pruebas irrefutables de los datos arrojados por los resultados obtenidos.
Esto en la práctica no es cierto, la realidad es que los científicos llegan a sus conclusiones a través de una intrincada, objetiva y muy protocolaria consecución de pasos, usando el método científico. Una vez han publicado sus resultados, estos pueden ser rebatidos, pero siempre usando el mismo método y con las pruebas por delante.
Mientras que en el uso de los idiomas hay una clara idea de un consenso muy grande en cómo debe ser usado, en cuestiones de ciencia, el hecho de que pueda ser refutado da una falsa sensación de que todo lo que se publica es falso o no del todo verdad. Esto nos lleva a la idea equivocada de que la ciencia no sabe nada con absoluta certeza. Pero la realidad es que la ciencia no es la verdad, sino la búsqueda de ella. Cuando la ciencia se corrige a sí misma, no te está mintiendo sino que ha aprendido más.
Por otro lado debemos contar con la infame participación de científicos renegados que rechazan el método científico y que por diversos motivos se alejan del consenso de la gran mayoría de sus compañeros. Estas opiniones outsiders de los científicos renegados hacen mucho daño porque dan a entender que la comunidad científica está dividida en opiniones, cuando generalmente suele haber un consenso muy grande dentro de la susodicha. Es fruto de ese consenso que el 98% de los sanitarios en España se han vacunado.
Tenemos el triste ejemplo del famoso doctor (que no científico) Andrew Wakefield que con su estudio totalmente inventado sobre la relación entre vacunas y autismo, ha provocado mucha confusión y escepticismo contra las vacunas.
Confundir Investigación con leer cosas en internet
Otro punto a tener en cuenta es la saturación, facilidad y gran cantidad de información a la que podemos acceder gracias a internet. Esto nos puede dar también una falsa sensación de que podemos alcanzar rápidamente el nivel de conocimientos de aquellos que llevan décadas estudiando, pues con solo un "click" podemos acceder a sus conocimientos, sin pensar que el conocimiento sin entenderlo no vale de nada. Es la formación la que te permite ser crítico con la lectura y no creer a pies juntillas algo que has leído. Por eso deberíamos preguntarnos: Con nuestro conocimiento del tema ¿Seríamos capaces de saber si un texto nos está engañando o no? ¿Cómo es posible que a mí, que no tengo formación, no me engañe la versión oficial pero al 98% de las personas con estudios al respecto sí? ¿No será que yo estoy equivocado y ellos no?
Pero podemos observar otra contraparte negativa más, y es que podemos ser víctimas de la desinformación. Como estamos viendo actualmente, la ciencia está siendo acosada por una ingente cantidad de bulos, son tantos que no da tiempo a desmentirlos todos, puesto que desmentirlos conlleva mucho más tiempo y esfuerzo que lanzarlos. A esto se le llama la ley de Brandolini; "La cantidad de energía necesaria para refutar una estupidez es de un orden de magnitud mayor que el empleado para producirla". Y la gente de a pie puede pensar: "El que calla otroga"
Un viejo conocido es el famoso efecto Dunning-Kruger, del que ya hablamos en este blog, que se caracteriza porque los individuos incompetentes suelen pensar que son más competentes en una materia de lo que en realidad son, mientras que en los individuos más competentes pasa lo contrario: piensan que son más incompetentes en esa materia. En resumen, cuanto menos sabes de algo más crees que sabes, y cuanto más sabes, menos crees que sabes, es decir, eres más consciente de que te falta mucho por aprender. Como decía el famoso filósofo griego Aristóteles: "Solo sé que no sé nada". Es decir que la sabiduría procede precisamente del reconocimiento de la propia ignorancia.
Por otro lado, también resulta irónico que a veces los seguidores de "teorías alternativas" defienden la ciencia, pero es bastante común que la parte científica que defienden esas personas es aquella que se alinea con sus creencias, rechazando aquella que no lo hace. Es decir: o estás de acuerdo con este disparate que digo, o eres parte del problema que me he inventado.
La conclusión de este artículo es que cuando hablamos de ciencia no es muy distinto a cuando hablamos en un idioma; puesto que para poder comunicarte y decir algo con sentido, debes ser poseedor de unos conocimientos y para ello debes primero estudiar, siempre de fuentes fiables, no te vayan a dar klingon por francés.
Como un idioma cualquiera, empiezas por lo básico y sigues escalando. Cuando tienes lo básico, ya eres capaz de entender ciertos textos o conversaciones y de decir algunas expresiones, pero no pretendes ir a discursos más avanzados hasta que has adquirido cierto nivel.
En la ciencia ocurre lo mismo, a niveles básicos todos deberíamos tener ciertos conocimientos, puesto que hemos estudiado algo en la escuela pero a la hora de entender los artículos científicos, los estudios, de saber si unos ensayos clínicos son válidos o no; es decir de opinar sobre temas que escapan a nuestra compresión por nuestros escasos conocimientos, debemos confiar en los profesionales tal y como lo haríamos en un diccionario bilingüe o nuestro profesor de idiomas.
By Chema Imperial.